¿Qué temperatura es la ideal para tu piel?
Los cambios bruscos de temperatura, el calor, el frío, la humedad, los calefactores, aires acondicionados…. Todos son elementos que afectan a la piel, el órgano más extenso de nuestro cuerpo, de los más delicados y también uno de los que menos cuidamos. Muchas veces se asocia el cuidado de la piel a un componente estético, cuando debería de prestársele una atención parecida a la atención que ponemos a la hora de elegir los alimentos que consumimos o al cuidado de nuestra salud bucal. Te damos algunos consejos para conseguir que tu piel no sufra por los cambios de temperatura.
Descubriendo la temperatura ideal para garantizar la salud de tu piel
Los expertos recomiendan, en todos los sentidos, que la temperatura de un espacio cerrado (hogar, oficina, edificio público…) no esté por encima de los 20-21 grados y la humedad tendría que situarse entre el 50 y el 70%. Unas cifras difíciles de conseguir según las medidas de los espacios, a más metros cuadrados, más dificultad de cuadrar una temperatura estable. Se trata de una problemática habitual en hospitales, aeropuertos y otros edificios públicos.
Si hablamos del hogar y de oficinas pequeñas y medianas, la cosa cambia y será más fácil adecuar la temperatura para evitar resfriados, alergias o que se dañe nuestra piel. En estos casos, el uso de un termostato que regule la temperatura y la humedad es la mejor solución.
¿Por qué los cambios de temperatura afectan a nuestra piel?
Las temperaturas altas de los sistemas de calefacción resecan el ambiente. El sistema que más lo hace es la bomba de calor de los aires acondicionados, esto se traduce también, en pieles más resecas que pierden hidratación y, por lo tanto, protección. Entre los problemas que se derivan destacamos:
- Descamación.
- Picor.
- Agravar los síntomas de dolencias cutáneas como la dermatitis atópica, la rosácea y la psoriasis.
Los profesionales recomiendan usar jabones sin perfume y aplicar cremas corporales hidratantes después de la ducha. También es importante limpiar la piel cada día, ya que las estufas, aires acondicionados y otros aparatos desprenden sustancias y gases que la ensucian y potencian la aparición de grasa.
La piel necesita unos 20 minutos para adecuarse a los cambios de temperatura, algo difícil de cumplir cuando pasamos de la calle a los espacios cerrados, donde la diferencia de temperatura puede llegar a ser de más de 10 grados. Así que los dermatólogos apuestan por el uso diario de cremas hidratantes y protectoras.
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