¿Qué son los depósitos de inercia?
Se acerca el invierno y con él, el frío. Las familias se preparan: Cambio de armario, de ropa de cama, puesta a punto de la caldera y los radiadores… Y también cada vez más frecuentemente las familias se preparan para practicar el ahorro energético y reducir la factura de la luz y el agua. Los depósitos de inercia son un elemento importante para ahorrar en calefacción durante las épocas más frías, te explicamos cómo usarlos.
¿Qué es un depósito de inercia?
Un depósito de inercia es un tipo de batería de energía que acumula agua que puede ser caliente o fría. Se usa normalmente con calderas, a pesar de que también se puede conectar a un generador de agua caliente, una caldera, energía solar, bomba de calor, estufa, frigorífico… Pueden ser de diferentes materiales:
- Acero.
- Acero inoxidable.
- Plástico.
Los depósitos de inercia consiguen que la caldera no suba a temperaturas elevadas, como, por ejemplo, las estufas de madera, y así acumula energía para utilizarla cuando se necesite en la vivienda. Es decir, la fuente de agua caliente o agua para la calefacción se conecta directamente al depósito de inercia en lugar de hacerlo al circuito de la calefacción.
Las ventajas de los depósitos de inercia: El ahorro energético
A grandes rasgos, estos depósitos consiguen una mayor eficiencia y reducen el consumo de combustible porque acumulan la energía o el calor residual. Con esto se consigue reducir la factura de la luz y del agua de forma considerable.
- Ahorro energético.
- Ahorro de consumo de agua.
- Ahorro económico.
Los depósitos de inercia son opcionales, pero se recomiendan en gran parte de las instalaciones, sobre todo en las que funcionan a baja temperatura y prácticamente obligatorias en las que contienen calderas de biomasa. Ahora que llega el frío es un buen momento para seguir un plan de ahorro e informarse sobre las diferentes opciones de calefacción al mercado de la climatización.
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